domingo, 21 de agosto de 2011

...¿y si la "generación ni Ahí" si "estaba ahí"? ...


Creo que existe una suerte de confusión con respecto a “por qué la educación”, no en el sentido de “por que luchar por ella” sino, más bien, en “por qué esta logra tantas simpatías y adhesión generalizada”. Es que creo que existen miles de formas de explicar y demostrar que la “educación” en si crea las condiciones para hablar de “sociedades más justas”, “sistemas más meritorios”, “países desarrollados”, “fuente de crecimiento con desarrollo”, “mejor distribución del ingreso” o incluso el señalar a esta como forma de movilización social o, por qué no, como “un derecho que debe de ser asegurado”... y no es que sólo esté tratando de enumerar razones o de simples “formas de legitimidad” del movimiento estudiantil; al contrario, quiero explicar que las múltiples formas que puede tener toda “conversación” o “encabezado” sobre educación tiene tantas aristas para ser tratada que es bastante difícil de comprender bajo una “lógica” que pretende encerrarla bajo términos meramente económicos. En otras palabras; la educación implica una forma de lucha en pos de “la democracia en si”, como un concepto, que debe de ser materializado en la sociedad, ya que de no ser así; la democracia se desintegra a sí misma y pierde toda legitimidad, por ende, se pierden todos los valores que representa “una sociedad democrática”. ¿Nos estamos jugando la democracia? No, aquí no está en juego la democracia como sistema político, para nada, pero si se está poniendo en juego lo “democrática” que se puede sentir una sociedad, es decir; de defender y exigir lo que “ella misma es” como “sistema de valores”.

Y es que de una u otra manera, comprendiendo que( a pesar de lo confuso que es el termino) todos somos “democráticos” y muy pocos, una minoría espero, se considera antidemocrático o indiferente frente al tema; en resumen todos creemos en la democracia, o confiamos en ella, o es nuestro ideal, o es la justicia política .. etc. De una u otra manera la mayoría absoluta de los chilenos “abrazamos la democracia” y sentimos cariño, o fidelidad, o pasión, o creencia ,o fe, o cariño, lo que sea.. pero democráticos de una u otra forma. Y ahora, como una suerte de cachetada, a cada uno de nosotros, sentimos que las formas y las manifestaciones de cambio, revolución o “giro total” en la educación son las señales más claras que puede hacer una sociedad democrática en pos de respuestas “democraticas”. Cuando los Partidos Políticos tienen menos credibilidad que el talento del Negro Piñera es que estos deben de buscar que en la “prehistoria” de la democracia sus primeras manifestaciones utópicas no eran cuando se mostraban y discutían los partidos o facciones políticas, sino cuando se manifestaba la sociedad en los espacios que “son la política”; los espacios públicos. Todos querían que participaran los jóvenes, esos que “no estaban “ni ahí” y que “desconfiaban de la política tradicional”, incluso asimismo los “caricaturizaban” los candidatos de uno y otro sector, y resulta que la juventud “si estaba ahí con la política”, pero con una desconfianza total hacia los partidos políticos y cómo estos habían utilizado sus tan preciado concepto de “democracia” para fines privados y personales. Y ahora, una clase política legitimada en una democracia frágil intenta buscar respuesta para solucionar el problema y las demandas de la educación en Chile sin desmoronar el sistema económico y social que había legitimado una democracia dudosa durante 30 años, pero omitiendo los actores sociales que “no se manifestaban”, y que por lo tanto :”no estaban ni ahí”. El problema es que los que mentían y colmaban el genio a los que “no estaban ni ahí”, los partidos políticos, nunca pensaron o imaginaron que un día despertaría la mayoría silenciosa de su letargo y: “estaban ahí, de manera totalmente callada... aguantando la rabia durante muchos años ...”. Aristóteles decía que el hombre es por naturaleza un “animal político”, y es posible, siguiendo al barbon griego, que las sociedades defiendan la “política” con mayor fuerza, incluso radicalidad, cuando sientan que su ideal –o fundamento político- está en un peligro de muerte; en este caso “la democracia” misma.


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