Una de las gracias, más allá de las desgracias, que producen los términos y concepciones confusas es que sirven para todo. Como una suerte de constante extravío los términos y conceptos que utilizamos van a una deriva –en búsqueda de puerto- de sus posibilidades de especificidad histórica. Es por eso que creo que podemos considerar hoy en día la existencia de un posmodernismo en la Concertación; posmodernismo al considerar este concepto como “una búsqueda de sentido, a un sin sentido en si, más allá del agotamiento de la modernidad”. Por que la Concertación siempre se consideró a sí misma como una portadora de la modernidad de la sociedad, no en lo económicos claro está, pero si en todos aquellos temas políticos, sociales, culturales, religiosos, valóricos, etc. De una u otra manera la Concertación, por ejemplo, llega al poder derrotando a una dictadura “vieja y retrograda” y con la fuerza que representaban las ideas de todo un occidente en cambio y en progreso, frente a esa detención en el tiempo que representaba Pinochet. La Concertación era la modernidad de las sociedades occidentales frente a una sociedad chilena detenida en las telas de araña del tiempo con una dictadura “que recordaba tiempos de barbarie”. Los atuendos con que se vistió la centro-izquierda chilena durante mucho tiempo fueron el ser el proceso de “modernización” de la sociedad frente a una derecha atrasada y anquilosada en el pasado; era la “humanidad moderna” frente a los monstruos del conservadurismo y las bestias del pasado.
Pero la modernidad se acabó, y el fracaso de la modernidad es que su proyecto era tan teórico que le fue imposible el manejar las variables de una humanización social y una destrucción de la sociedad por parte de las mismas formas económicas que produjo este proceso de “modernidad”. Por un lado buscaban “hombres” pero por otro lado destruían la “humanidad que buscaban” por medio de la economía de mercado. Si esa es la historia de la modernidad, y su destrucción, entonces la historia de la “modernidad de la Concertación” no es otra cosa que la imitación, no intencionada, del proceso global. Y es que la modernidad de la Concertación fue incapaz de producir “economía moderna” en el buen sentido de la palabra, es decir; una economía al servicio de una sociedad humanizada: destruían y en esos escombros pretendían construir. Entonces la cuestión central del problema es que el fracaso electoral dela Concertación fue obviamente que no estuvieron a la altura de las expectativas que había creado, al igual que la “modernidad”, y, por otra parte, que su proyecto de modernización social, estemos a favor o en contra, va a contrapelo de lo que dictaba la “modernidad económica”. ¿Cómo puedes mejorar las condiciones laborales de los trabajadores sin estar en contra del proceso de modernización económica del país?. La derecha era la “modernidad económica” y la Concertación un proyecto económico “viejo y obsoleto”.
Entonces, cuando este hombre y sociedad moderna se demoran en llegar y las esperanzas comienzan a esfumarse se debe confiar en una segunda alternativa, no por que así lo quieres, sino por que la otra alternativa esta desgastada y sin credibilidad. Es entonces ahí donde la derecha logra ganar electoralmente; cuando su proyecto económico comienza a ser la alternativa lógica, si un proyecto socio-político no logra su objetivo entonces debes de comenzar a ver las razones del porqué, y esas razones estaban claras; no se ha podido manejar la economía, y específicamente al empresariado, entonces qué hago ... mejor pacto con los empresarios y elimino al intermediario y sus promesas desgastadas; al Estado. Si el Estado ha sido incapaz de cambiar a la sociedad entonces me hundo en la desesperanza, y si no tienes esperanza entonces debemos de dejar de soñar con una “vida mejor”; si esto es así entonces “al menos aseguremos lo que tenemos”: nuestro trabajo. Y si es posible mejorar nuestros salarios, horas de trabajo, vacaciones, etc. ¿Para qué seguir soñando con una “vida mejor”? Mejor convertimos nuestra vida en “trabajo”, y si convertimos nuestra vida en el sólo hecho de ser productores y consumidores entonces la economía es el fin primero y último de nuestra vida. En esas condiciones no necesitamos “Estado” sino que necesitamos un “empresariado”, por que si la vida es trabajar y nuestro mundo una “fábrica” por lógica mejor le entregamos todo el poder a quien legitimamos como “quien determina nuestra vida”. La política, su concepción tradicional, es borrada por culpa de su misma incapacidad de dar solución a lo problemas que ella misma había creado, enormes expectativas que, más que logros económicos, nos hablaban de una sociedad mejor en cada rincón del planeta y en cada uno de sus países. La rabia de cada uno de los desesperanzados del sistema no es que existan problemas, sino que la rabia es que sabemos que todos esos problemas “si tienen solución” pero que no se ha hecho nada para remediarlos.
Pero la modernidad se acabó, y el fracaso de la modernidad es que su proyecto era tan teórico que le fue imposible el manejar las variables de una humanización social y una destrucción de la sociedad por parte de las mismas formas económicas que produjo este proceso de “modernidad”. Por un lado buscaban “hombres” pero por otro lado destruían la “humanidad que buscaban” por medio de la economía de mercado. Si esa es la historia de la modernidad, y su destrucción, entonces la historia de la “modernidad de la Concertación” no es otra cosa que la imitación, no intencionada, del proceso global. Y es que la modernidad de la Concertación fue incapaz de producir “economía moderna” en el buen sentido de la palabra, es decir; una economía al servicio de una sociedad humanizada: destruían y en esos escombros pretendían construir. Entonces la cuestión central del problema es que el fracaso electoral dela Concertación fue obviamente que no estuvieron a la altura de las expectativas que había creado, al igual que la “modernidad”, y, por otra parte, que su proyecto de modernización social, estemos a favor o en contra, va a contrapelo de lo que dictaba la “modernidad económica”. ¿Cómo puedes mejorar las condiciones laborales de los trabajadores sin estar en contra del proceso de modernización económica del país?. La derecha era la “modernidad económica” y la Concertación un proyecto económico “viejo y obsoleto”.
Entonces, cuando este hombre y sociedad moderna se demoran en llegar y las esperanzas comienzan a esfumarse se debe confiar en una segunda alternativa, no por que así lo quieres, sino por que la otra alternativa esta desgastada y sin credibilidad. Es entonces ahí donde la derecha logra ganar electoralmente; cuando su proyecto económico comienza a ser la alternativa lógica, si un proyecto socio-político no logra su objetivo entonces debes de comenzar a ver las razones del porqué, y esas razones estaban claras; no se ha podido manejar la economía, y específicamente al empresariado, entonces qué hago ... mejor pacto con los empresarios y elimino al intermediario y sus promesas desgastadas; al Estado. Si el Estado ha sido incapaz de cambiar a la sociedad entonces me hundo en la desesperanza, y si no tienes esperanza entonces debemos de dejar de soñar con una “vida mejor”; si esto es así entonces “al menos aseguremos lo que tenemos”: nuestro trabajo. Y si es posible mejorar nuestros salarios, horas de trabajo, vacaciones, etc. ¿Para qué seguir soñando con una “vida mejor”? Mejor convertimos nuestra vida en “trabajo”, y si convertimos nuestra vida en el sólo hecho de ser productores y consumidores entonces la economía es el fin primero y último de nuestra vida. En esas condiciones no necesitamos “Estado” sino que necesitamos un “empresariado”, por que si la vida es trabajar y nuestro mundo una “fábrica” por lógica mejor le entregamos todo el poder a quien legitimamos como “quien determina nuestra vida”. La política, su concepción tradicional, es borrada por culpa de su misma incapacidad de dar solución a lo problemas que ella misma había creado, enormes expectativas que, más que logros económicos, nos hablaban de una sociedad mejor en cada rincón del planeta y en cada uno de sus países. La rabia de cada uno de los desesperanzados del sistema no es que existan problemas, sino que la rabia es que sabemos que todos esos problemas “si tienen solución” pero que no se ha hecho nada para remediarlos.
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