ENADE ... 23 de noviembre de 2010 ... Cuando se registraba uno de los "coffee break", el personaje -vestido con harapos, despeinado y con una bolsa de plástico en la mano- comenzó a gritar para hacerse notar entre la audiencia, compuesta fundamentalmente por empresarios y ejecutivos, los que se imaginaron alguna especie de protesta de alguna ONG o de un grupo ambientalista. (EMOL)
No me fue difícil imaginar las caras de asombro del empresariado chileno cuando escuché esta noticia y realmente debo reconocer que me pareció un acto de dudoso gusto. Y sin embargo mis expectativas quedaron chicas después de ver las imágenes que mostraban a nuestro “altruista” empresariado mirando no con la cara de asombro que me imaginaba, sino con una cara de asco y de estupor, como si frente a ellos estuviera esa suerte de mito urbano que se debe haber tejido en el Portal La Dehesa o en las plazas de Camino La Parva; existe vida bajo la plaza Italia y está compuesta por seres relativamente parecidos a nosotros, aunque totalmente diferentes.
Y es que realmente en este ejercicio actoral de personificar a un “pobre” podemos reflejar el acto mismo de desdoblamiento que quiere construir el discurso gubernamental: los pobres existen pero no los vemos (por eso un actor), entonces se produce el fenómeno de hacer invisible a los ojos del empresariado aquello que podemos nosotros ver todos los días: los pobres. Por que el ejercicio en sí es el siguiente, si es que seguimos profundizando: caricaturizamos a la figura del “pobre indigente” por medio de un actor y lo ponemos frente al empresariado, entonces tenemos a la pobreza sin los peligros que la pobreza en si trae consigo: efervescencia social, delincuencia, enfermedades, vicios, etc. Es como si nos gustara el sexo sin los peligros que ello conlleva; sexo virtual... observemos la pobreza pero sin los peligros que el pobre conlleva; un actor encarnando un “pobre”...
Si le quitamos al sexo todo lo que ello implica deja de ser sexo en si mismo, obviamente, para convertirse en algo totalmente diferente; si le quitamos a la pobreza todo lo que ello implica deja de ser realmente "la pobreza" para convertirse en otra cosa; una pobreza virtual ... una virtualidad que no es tal, sino que nos inquieta a todos, pero que incluso desde el gobierno trata de ser visto como algo que no existe en si mismo sino que existe como una “virtualidad”, un algo ajeno, distante, que no es tocado; que no se relaciona con el resto de los chilenos, como agentes de lepra que son vistos por medio de un programa de televisión, de una vitrina, o de un actor encarnando a un pobre ...
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