miércoles, 1 de septiembre de 2010

Conflicto Mapuche y Cabezas de Martillo


Einstein señaló que “si tenías cabeza de martillo verás todos los problemas con forma de clavo”; uno de las bases de coherencia que se ajustan a nuestro bicentenario es el hecho de hacer ver la inexistencia de problemas y por ende la inexistencia de “cabezas”. En palabras simples es lo siguiente: la inexistencia de problemas reales se traduce en la inexistencia de cabezas reales y, por ende, en que todo problema no puedan ser vistos como tal por la imposibilidad de las cabezas de pensarlos ya que estos no existen.

Es repetitivo el ver que en Chile el conflicto, o problema, mapuche es algo que realmente no existe y que en realidad sólo se trata de problemas de terrorismo o de radicalización de posiciones de grupos mínimos y marginales, entonces podemos ver que el “problema” se lleva hacia un campo donde el problema en si es algo que no existe más que en la mente de esos cabezas de martillo que ven un problema como tal siendo que no lo es. De esta manera el problema se traslada de campo hacia un campo inexistente pero que puede ser legitimado por un discurso que crea las condiciones para que el problema mapuche sea visto por medio de un problema tan sólo de terrorismo, por que si el conflicto se traslada sólo a un campo de carácter legal y jurídico el problema se transformará en eso y no en un conflicto de carácter político, social, económico, cultural e histórico.

El problema se traslada y eso hace que si primero el conflicto mapuche fue llevado al campo del terrorismo; fue tratado como problema terrorista: y si ahora se transforma en un problema jurídico; se convertirá en un problema jurídico, así de simple y así de horrible, el trasfondo real del problema mapuche se convierte en algo inexistente y se convierte en un problema que es visto de acuerdo a la lógica de los “cabezas de martillo” que trasladan el problema hacia el campo que es más cómodo para ellos. Y no es sólo que los cabezas de martillo sean en extremo cabezas de martillo, sino que llevan el problema hacia el campo donde más les conviene para actuar como cabezas de martillo.

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