viernes, 23 de abril de 2010

22.4.2010


En el acto mismo donde la publicidad, los medios, y toda manifestación de tipo privada y política se constituye en sí podemos descubrir la aparición de un “mundo objetivo” que se pretende crear. En la imagen que penetra en nosotros se incrusta un momento singular que junto a otros momentos singulares constituyen una formación de materialización lingüística.

Realmente lo que señalo es que la única posibilidad bajo el cual nosotros comprendemos el mundo, el único real, es por medio de la materialización lingüística de este, no meramente como un lenguaje hablado sino como manifestación comunicativa en si. Sólo por medio del lenguaje me es posible el “imaginar el mundo” ya que este se vuelve comprensivo para mi en la medida en que este es comunicable en mi como forma de pensamiento.


Pensamos por medio de una materialización lingüística, de cualquier tipo, de este mismo pensamiento, y es por ello que la única posibilidad de pensar en algo está determinado por su concreción; ya sea en términos materiales o abstractos. Entonces, la unidad o falta de unidad de estos elementos lingüísticos en nuestro pensamiento permiten el separar la realidad de la irrealidad. La realidad es aquello que es posible de ser pensado, y por lo tanto comunicado bajo alguna forma lingüística, en cambio aquello que es irreal es todo lo que se escapa del lenguaje en si y debe apelar a la existencia de un “sentir” que no puede ser comunicado objetivamente.

1 comentario:

  1. A partir de lo que colocas me salta la interrogante de cómo es posible la construcción de los sueños, ya que esta realidad se concreta en una imaginario visual sin materialización lingüística, prueba de ello es la dificultad de pensar y comprender un sueño en estados concientes y también la complejidad de narrarlos tratando de dar cabida al sentido y contenido contextual. Quisiera saber cómo das cabida a este aspecto.

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