Está claro, no es difícil el reconocer que una de las medidas más populares que pueden existir para subir los impuestos es el castigar a todos aquellos que moralmente les es difícil defenderse; a todos aquellos que tienen “vicios” sociales. Es obvio el pensar que nuestro Estado moral debe hacer políticas impopulares a costa de esa inmoralidad que “permite de mala manera” y a regañadientes. Y esto no es nuevo, esto es tan viejo como los impuestos a las prostitutas romanas en el periodo de la decadencia del Imperio, por lo tanto lo que ha hecho Chile desde los inicios de su vida republicana no es ninguna novedad y el “estanco” no es nada más que una práctica que permite el tomar medidas impopulares por medio del ataque a ciertos vicios que es necesario el combatir. Por ejemplo veamos lo siguiente:
Impuesto a las Bebidas Alcohólicas, Analcohólicas y Productos Similares
La venta o importación de bebidas alcohólicas, analcohólicas y productos similares paga un impuesto adicional, con la tasa que en cada caso se indica, que se aplica sobre la misma base imponible del Impuesto a las Ventas y Servicios.
Las siguientes son las tasas vigentes para este impuesto:
a) Licores, piscos, whisky, aguardientes y destilados, incluyendo los vinos licorosos o aromatizados similares al vermouth:tasa del 27%
b) Vinos destinados al consumo, ya sean gasificados, espumosos o champaña, generosos o asoleados, chichas y sidras destinadas al consumo, cualquiera que sea su envase, cerveza y otras bebidas alcohólicas, cualquiera que sea su tipo, calidad o denominación,tasa del 15%.
c) Las bebidas analcohólicas naturales o artificiales, jarabes, y en general cualquier otro producto que las sustituya o que sirva para prepara bebidas similares y las aguas minerales o termales que hayan sido adicionadas con colorante, sabor o edulcorante: tasa de 13%. Este impuesto no se aplica a las ventas que efectúa el comerciante minorista al consumidor final, tampoco a las ventas de vino a granel realizadas por productores a otros vendedores sujetos de este impuesto. Las exportaciones en su venta al exterior se encuentran exentas, sin perjuicio de la recuperación del tributo por el exportador.
¿Quién puede defender al whiskey, al ron, o las cervezas o a las bebidas de fantasía? Nadie. Por lo tanto obviamente es relativamente fácil de atacar (exceptuando obviamente a la industria del alcohol y del tabaco que no debemos de obviarlo). Y si ahora vemos los cigarrillos nos encontramos con que:
Impuesto a los Tabacos
Los cigarros puros pagan un impuesto de 51% sobre su precio de venta al consumidor, incluido impuestos.
Los cigarrillos pagan un impuesto de 50,4% sobre su precio de venta al consumidor, por cada paquete, caja o envoltorio; Mientras que el tabaco elaborado, sea en hebras, tableta, pastas o cuerdas, granulados, picadura o pulverizado, paga 47,9%; además, estos artículos pagan una sobre tasa adicional de 10%.
Sin embargo si esto no nos impacta es por que obviamente como sujetos morales utilizamos una lógica que es, mas o menos, la siguiente: El Estado me Cuida y con libertades + por lo tanto si decido fumar es bajo mi riesgo y debo pagar muchos impuestos = que bueno es el Estado. Pero nunca pensamos la siguiente lógica que es mucho más real: Si el Estado es moral me debe prohibir fumar – sin embargo me permite fumar por que a pesar del daño que produce a mi organismo le entrego una cantidad de dinero gigantesca = el Estado me permite fumar por que le doy plata a camionadas.
Ahora fijémonos en un segundo punto; asumiendo la ilusión que el Estado es un ente moral podríamos decir que; el aumento en los impuestos en los cigarrillos logrará que se pueda atacar dos problemas o aristas que deben de tener respuestas positivas para así considerar como un buena medida la que quiere llevar a cabo:
a) El aumento en los impuestos a los cigarrillos disminuye su consumo, por lo tanto tenemos una población más saludable y,además, el Estado ahorra en gastos de salud.
b) El aumento en los impuestos aumenta el dinero que puede cobrar el estado por medio de esta carga.
Sin embargo nos encontramos con que los dos puntos antes señalados tienen una respuesta negativa: en los países con ingresos similares al chileno, la elasticidad precio es aproximadamente de -0.4, es decir, aumentando los precios de la cajetilla en un 10%, se esperaría una disminución del 4% en su demanda. (Pinilla.2002, Silva Costa.2000, González et al.2002). Buuuuuuuuuuuuu .... parece que la cosa no funciona tanto para disminuir su consumo como para aumentar las arcas fiscales.
Pero obviemnte no puedo ser tan sesgado y debemos el señalar que el impesto al cigarrillo en Chile es de un poco más de 60% y la recaudación por su gravamen es millonaria pero no puede llegar a superar los costos que significa mantener un sistema de salud que recibe a quienes se ven afectados por sus consecuencias como lo señalan múltiples estudios ( no de los mismos autores citados por el Cardenal Bertone sino por los autores antes citados). Esta es la razón del porqué la mayor parte de las naciones han tendido a aplicar medidas de alto valor impositivo. Aunque en un principio las motivaciones iban por el lado de la recaudación, hoy los gobiernos ven en esta herramienta una gran medida para bajar la prevalencia del consumo.
Impuesto a las Bebidas Alcohólicas, Analcohólicas y Productos Similares
La venta o importación de bebidas alcohólicas, analcohólicas y productos similares paga un impuesto adicional, con la tasa que en cada caso se indica, que se aplica sobre la misma base imponible del Impuesto a las Ventas y Servicios.
Las siguientes son las tasas vigentes para este impuesto:
a) Licores, piscos, whisky, aguardientes y destilados, incluyendo los vinos licorosos o aromatizados similares al vermouth:tasa del 27%
b) Vinos destinados al consumo, ya sean gasificados, espumosos o champaña, generosos o asoleados, chichas y sidras destinadas al consumo, cualquiera que sea su envase, cerveza y otras bebidas alcohólicas, cualquiera que sea su tipo, calidad o denominación,tasa del 15%.
c) Las bebidas analcohólicas naturales o artificiales, jarabes, y en general cualquier otro producto que las sustituya o que sirva para prepara bebidas similares y las aguas minerales o termales que hayan sido adicionadas con colorante, sabor o edulcorante: tasa de 13%. Este impuesto no se aplica a las ventas que efectúa el comerciante minorista al consumidor final, tampoco a las ventas de vino a granel realizadas por productores a otros vendedores sujetos de este impuesto. Las exportaciones en su venta al exterior se encuentran exentas, sin perjuicio de la recuperación del tributo por el exportador.
¿Quién puede defender al whiskey, al ron, o las cervezas o a las bebidas de fantasía? Nadie. Por lo tanto obviamente es relativamente fácil de atacar (exceptuando obviamente a la industria del alcohol y del tabaco que no debemos de obviarlo). Y si ahora vemos los cigarrillos nos encontramos con que:
Impuesto a los Tabacos
Los cigarros puros pagan un impuesto de 51% sobre su precio de venta al consumidor, incluido impuestos.
Los cigarrillos pagan un impuesto de 50,4% sobre su precio de venta al consumidor, por cada paquete, caja o envoltorio; Mientras que el tabaco elaborado, sea en hebras, tableta, pastas o cuerdas, granulados, picadura o pulverizado, paga 47,9%; además, estos artículos pagan una sobre tasa adicional de 10%.
Sin embargo si esto no nos impacta es por que obviamente como sujetos morales utilizamos una lógica que es, mas o menos, la siguiente: El Estado me Cuida y con libertades + por lo tanto si decido fumar es bajo mi riesgo y debo pagar muchos impuestos = que bueno es el Estado. Pero nunca pensamos la siguiente lógica que es mucho más real: Si el Estado es moral me debe prohibir fumar – sin embargo me permite fumar por que a pesar del daño que produce a mi organismo le entrego una cantidad de dinero gigantesca = el Estado me permite fumar por que le doy plata a camionadas.
Ahora fijémonos en un segundo punto; asumiendo la ilusión que el Estado es un ente moral podríamos decir que; el aumento en los impuestos en los cigarrillos logrará que se pueda atacar dos problemas o aristas que deben de tener respuestas positivas para así considerar como un buena medida la que quiere llevar a cabo:
a) El aumento en los impuestos a los cigarrillos disminuye su consumo, por lo tanto tenemos una población más saludable y,además, el Estado ahorra en gastos de salud.
b) El aumento en los impuestos aumenta el dinero que puede cobrar el estado por medio de esta carga.
Sin embargo nos encontramos con que los dos puntos antes señalados tienen una respuesta negativa: en los países con ingresos similares al chileno, la elasticidad precio es aproximadamente de -0.4, es decir, aumentando los precios de la cajetilla en un 10%, se esperaría una disminución del 4% en su demanda. (Pinilla.2002, Silva Costa.2000, González et al.2002). Buuuuuuuuuuuuu .... parece que la cosa no funciona tanto para disminuir su consumo como para aumentar las arcas fiscales.
Pero obviemnte no puedo ser tan sesgado y debemos el señalar que el impesto al cigarrillo en Chile es de un poco más de 60% y la recaudación por su gravamen es millonaria pero no puede llegar a superar los costos que significa mantener un sistema de salud que recibe a quienes se ven afectados por sus consecuencias como lo señalan múltiples estudios ( no de los mismos autores citados por el Cardenal Bertone sino por los autores antes citados). Esta es la razón del porqué la mayor parte de las naciones han tendido a aplicar medidas de alto valor impositivo. Aunque en un principio las motivaciones iban por el lado de la recaudación, hoy los gobiernos ven en esta herramienta una gran medida para bajar la prevalencia del consumo.
Pero claro, esto también debe haber sido considerado por Piñera y es por eso que también debemos de considerar que el “down trading” debe de haber sido estudiado acuciosamente. ¿Qué es el “Down Trading”? Se lo explicamos a continuación con el siguiente ejemplo: Luchito es del estrato socio económico bajo, y se ve en la obligación de consumir cigarrillos de menor calidad aumentando los riesgos a la salud. De igual manera, los factores de adicción, provocan que estas personas no dejen de fumar ante el aumento de los precios, sino que tiendan a disminuir la frecuencia de su consumo y comiencen a buscar marcas más baratas de cigarrillos y de menor tecnología en el filtro.
Es por ello que por mucho tiempo la mayor parte de los países confiaban sus políticas públicas contra el tabaquismo a los aumentos de impuestos. La razón se sustentaba en que esta medida generaba una alta recaudación de impuestos y una disminución en la prevalencia de fumar. No obstante, con el tiempo se comprobó que, a pesar de que sigue siendo efectiva para bajar el consumo, las recaudaciones impositivas no alcanzan a cubrir los costos de salud y las externalidades negativas. (Coste e Silva 2000, Gilpin 2002, Goldfarb, 2002). Disculpen; ¿las cargas impositivas a los cigarrillos es para disminuir minimamente su consumo o para “reconstruir al país”? Piense S.E por favor, y asesórese bien... estudie... no ve que parece que se está mandando un condoro con MAYUSCULA.
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