Hoy me encontré con una sorpresa que me pareció increíble. Después de estar esperando media hora para que pasara un vagón con “cierto espacio” disponible para volver a mi casa; después de aguantar a las señoras de la tercera edad con sus bolsas y su cara de “déjeme pasar que soy abuelita”; después de aguantar a los escolares uniformados con sus respectivos celulares con raggetton; después de aguantar a los oficinistas con sus caras tristes, grises y derrotadas; después de aguantar la pedantería de los guardias de seguridad amparados en un uniforme que sólo les da autoridad social según ellos mismos; después de sentir que el mundo puede ser un lugar peor gracias a una estación de metro, leo en un anuncio publicitario que ahora trasnsantiago también se dedica al humor negro haciendo un llamado a dejar de usar el auto, al menos por un día, e invita a estos automovilistas a usar el metro.
Y así con la vida...
ResponderEliminarYo quiero que Tulio Triviño se suba al metro...y sea aplastado, y salga en el comercial.
ResponderEliminarEso quiero.
"de un texto burlesco, un juego dramático; y de un texto dramático un juego burlesco"
ResponderEliminarSólo diré: ahora entiendo cuando dicen "Chile, un país de poetas"... ahora el Metro incursiona en el Teatro del Absurdo.
Saludos
Yo Pues