jueves, 20 de enero de 2011

Desde la Rabia (o cómo un parlamentario escupe nuestros, ya pequeños, votos)


Y si queda algún tipo de confianza en el sistema de partidos como un sostén de nuestra democracia, esta confianza se erosiona cada vez más. Y es que resulta inconcebible el ver como nada importa por quién votaste, es que realmente no representa nada cuando vemos como nuestros representantes parlamentarios huyen o se internan en el gobierno de turno respondiendo a un llamado de auxilio... y los electores... qué importan ellos si están atados, a los mismo partidos que pierden su credibilidad cada vez más.


Partidos que legitiman al gobierno, gobierno que legitima a los partidos, partidos que legitiman el sistema electoral, electorado que no tiene salida más que este sistema electoral ... la democracia se legitima a si misma como un instrumento procedimental pero no como democracia en si, como valor.

miércoles, 12 de enero de 2011

Replica a Jaime Bellolio (o una nueva razón para decir "El Mercurio Miente")


Replica a Jaime Bellolio (o una nueva razón para decir “El Mercurio Miente”)

Normalmente compro El Mercurio el día domingo, no se cuál es la razón de fondo o porqué lo hago, pero simplemente lo hago y muchas veces encuentro cosas bastante interesantes en el” Arte y Letras” o en los avisos económicos; no tengo porque el negarlo.

Pero bueno, el tema de fondo es que en el cuerpo de Reportajes es bastante común el encontrarse con que se dan tribuna a diferentes opiniones sobre temas de carácter contingente de tipo político, social, económico, etc. Hoy quiero referirme a la opinión de Jaime Bellolio y específicamente al hecho de que NO SABE LO QUE ESCRIBE; y específicamente al hecho de que es capaz de tratar en un pequeño “ensayo” el tema del matrimonio homosexual y el impuesto al tabaco o el tema de los colegios subvencionados bajo un prisma de que son, a su juicio, “concepciones ideológicas”. La forma de su “ensayo” es el plantear que toda intervención estatal esconde un elemento ideológico que significa que no deben de ser tratados los temas desde una perspectiva “política”, ya que sería ideológica, sino que todo tema político debe eliminar su componente político en si para ser regulado a través de una ecuación que dice lo siguiente: a mayor economía de mercado mayor libertad; es decir, la destrucción de toda discusión política, por ser ideológica, y por lo tanto hacer que el Estado intervenga como agente de su propia destrucción desde una “perspectiva ideológica”. El Estado como un agente económico NO político, sino que agente liberalizador. El Estado debe intervenir de acuerdo a Bellolio, ¿cómo? Protegiendo la no intervención en pos de mayor igualdad, ya que toda concepción de igualdad es ideológica sino es una igualdad de las condiciones económicas ya existentes, y la perpetuación de estas. El Estado es, entonces según Bellolio, un agente negativo si trata de alterar las desigualdades existentes ya que estas serían “naturales”, e intervenir sería alterar a la naturaleza liberal en si.

Para hacer más clara la imbecilidad en que cae Bellolio podemos citar que su ejemplo sobre las escuela subvencionadas es realmente una estupidez de carácter “circular”, que en el fondo no responde nada más que su visión ideológica, que él brillantemente considera no-ideológica; “la realidad muestra que desde que existen este tipo de escuelas –subvencionadas- cada vez más padres y apoderados las prefieren”. Análisis espectacular y brillante que en el fondo nos dice que, de acuerdo a un contra-ejemplo mio: desde que aparecieron los autos BMW’s en el mercado cada vez más automovilistas los prefieren... claro, siempre y cuando tengas el dinero para costearlo, mantenerlo y manejarlo, y sino tienes para el BMW entonces tendrás que conformarte con tu viejo auto en pésimo estado o en un sistema de transporte público cada vez peor. Gana el BMW, obvio, y sino tienes para el BMW mala suerte ... así es el mercado ... confórmate con lo que puedes costear. Ese es el tema de fondo existente, el hecho de que considera como algo totalmente genial el darse cuenta de porqué se prefiere cada vez más a los colegios subvencionados por sobre los municipales sin considerar que NO todos pueden formar parte de ellos sin caer en un problema ético que debe ser enfrentado por el Estado: aquellos que por diferentes circunstancias o factores no forman parte de los “alumnos de establecimientos subvencionados”, siguiendo mi ejemplo: aquellos que no forman parte del selecto grupo de dueños de automóviles BMW’s ¿que hacemos con ellos? O acaso ¿es tierra de nadie?

Ese es el problema señor Bellolio, el considerar que no eres ideológico, cuando obviamente tu visión de que la economía de mercado es total y absolutamente natural es una visión profundamente ideológica, aunque descanza en un mito de paradigma de ser “propia de la condición humana”. Es por ello que defender la libertad atacando a toda intervención señalándola como ideológica es caer profundamente en una visión “ideológica en si” que es incapaz de ver que la economía de mercado no es propia de la condición humana sino una creación teórica que descansa en tener, como punta de lanza, el grito de “no somos ideológicos sino que nuestra ideología es la libertad”; grave error... toda concepción de la libertad es ideológica en si, y por ende el grito de libertad que se esgrime puede ser replicado fácilmente con la pregunta “¿libertad para quién?”. Al parecer la respuesta de Bellolio es; “libertad para aquellos que pueden costearla”.